martes, 8 de marzo de 2011

Teología de la liberación

LAS CULTURAS QUE PERFECCIONAN CREAN UN LEGADO.

El pastor deja su legado cuando pasa a trabajar a otro lugar, o cuando se va a estar con Cristo. Y necesitamos preguntarnos:¿Seguirán los demás lo que yo comencé, y lo llevarán adelante después que me haya ido? O bien: esta actividad, ¿debe seguir adelante cuando yo me haya ido?

Si se establece una cultura dedicada a perfeccionar, la visión y los sentimientos del pastor se convertirán también en la visión y los sentimientos de otros. Si perfeccionamos a otros para que se unan a nuestros esfuerzos, estaremos asegurando que el sueño que tenemos no muera. El mayor legado que dejamos los líderes dedicados a perfeccionar a otros no queda escrito en tarjas sujetadas a las paredes interiores de los edificios. El mayor legado que dejamos detrás, queda escrito en el corazón de las personas a las que hemos ayudado. Cada vez que una nueva persona se une a Dios en sus planes para la redención de la humanidad, nuestro legado sigue vivo, y nuestro fruto permanece.

Imagínese que cada uno de los miembros de su personal y de sus líderes laicos se dedicara a una cultura de perfeccionamiento. Éste es el primer paso para convertirse en una iglesia dedicada a perfeccionar. El siguiente paso consiste en examinar con toda sinceridad los ministerios de su iglesia.



Julio Cárdenas 16123945

Electrónica del Estado Solido

http://ag.org/enrichmentjournal_sp/200601/200601_092_Unleashing.cfm

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