domingo, 6 de febrero de 2011

Teología de la liberación

LEJOS DEL VATICANO. 
CERCA DEL PUEBLO.

Texto: Mariló Hidalgo

Las cosas iban a cambiar, especialmente para los más desfavorecidos. Aquel hombre hablaba de un nuevo reino edificado sobre unas nuevas bases. Dicen que ante él tenían preferencia las prostitutas, los tullidos, los pobres, los niños, todo tipo de desamparados. Huía de todo lo que fuese sumisión a la letra de la ley porque decía que existe un espíritu que rodea a todas las cosas y hay que conectar con él. Dicen que vivía y vestía con humildad y demostraba con frecuencia su desapego hacia los bienes materiales en favor de la libertad del espíritu. En varias ocasiones manifestó que no venía a traer la paz, sino la guerra. Y hablaba del corazón del hombre como el lugar de culto a Dios. Al final, sus afirmaciones le llevaron a enfrentarse a todos los poderes de la época y fue condenado a morir en la cruz.

Esas y más cosas se recogen en un sinfín de libros que no cesan de aparecer sobre la vida de este hombre llamado Jesús, Cristo o Mesías. Un personaje cada vez más desconocido -a juzgar por las preguntas sin respuesta que surgen cada día- pero que la historia no ha podido ignorar. Los escritos de aquella época que se van encontrando de forma desgajada hablan de un revolucionario, alérgico al poder y a las jerarquías que se enriquecían a costa del hambre de su pueblo. Insistía constantemente en que el Reino de su Padre era para todos.
Es muy difícil hablar de Dios y no hablar del pobre, hablar de Cristo y vivir rodeado de ostentación y lujo. Este concepto de iglesia no tiene nada que ver con la esencia del mensaje de Cristo. Estas y otras aseveraciones son expresadas por un grupo de teólogos que trabajan al otro lado del charco, en Latinoamérica. Con ellos se inició la llamada Teología de la Liberación y con ellos también llegó el escándalo.
Eran los años sesenta, acaba de tener lugar el famoso Concilio Vaticano II que pretendía introducir un aire renovador dentro de la Iglesia. Como al final no resulta ser así, un grupo de jóvenes decepcionados, que llevan trabajando un tiempo por tierras latinoamericanas con los pobres, oprimidos y marginados critican esa manera de teorizar de espaldas a la realidad y ponen en marcha otra forma de vivir el mensaje de Cristo.
Toman contacto con las raíces de estos pueblos -muchos de ellos indígenas-, sus necesidades -viven en la más profunda pobreza-, sus luchas. Este grupo de teólogos y religiosos se hace solidario con el pueblo y empieza a hablar de liberación. Se crea así un nuevo concepto de Iglesia viva, de mensaje vivo, como ellos los denominan y consiguen levantar un auténtico movimiento respaldado por miles de seguidores.
En aquellos momentos América Latina se encontraba ante un resurgir económico potenciado por EEUU. La base de este auge se encontraba principalmente en la implantación de las multinacionales, que no tardan en provocar un efecto boomerang: concentración de capital en manos de unos pocos, incremento del número de excluidos que no se beneficiarán nunca de ese bienestar del que se habla, aumento del desempleo, analfabetismo, emigración masiva, etc. Este modelo económico pronto se ve ligado con una fuerte militarización, una implantación de regímenes autoritarios sustentados ideológicamente en doctrinas de seguridad nacional que alentaban el miedo a la amenaza comunista.



Julio Alejando Cárdenas V. 

Electrónica del Estado Solido.

http://www.revistafusion.com/2001/marzo/temac90.htm

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